Fue un día de otoño en el que no sabes si el cielo te dejará en paz. Por la mañana llegamos a casa de Ana, ella ya se estaba maquillando y nos recibió con una gran sonrisa. El peinado perfecto y su familia con los nervios aún escondidos. Ana es una gran profesional de la estética, eso se nota. El vestido estaba colgado, esperando, manga de encaje y un velo con mucha historia. Después fuimos a casa de Aitor ¡Qué nervios! Bueno, es el día para estar nervioso ¿no?. Aitor se vistió con su familia, le hicimos muchas fotos con su ahijado. Un crío precioso que posaba como un profesional. Al llegar a la iglesia de Las Caldas todos sus amigos estaban esperando, alegres y con ganas de pasarlo bien. La ceremonia fue muy emotiva, con un solo de gaita que me impresionó. Al salir ya se vió el color azul inundando todo. Ser muy del Oviedo es lo que tiene. Después tocó hacer alguna foto e inmediatamente ir a disfrutar. Es vuestro día y tenéis que estar con los vuestros. Ya habrá tiempo para fotos en la postboda. La sala de los espejos, con una mesa de quesos impresionante, la galería y ese salón imponente. Al entrar, la primera sorpresa y no pude evitar llorar. Me emociona ver cómo se quieren Aitor y Ana. Los amigos una pasada, divertidos y muy buena gente. La familia emocionada. Al final, el baile, ensayado muchas veces, salió perfecto. Solo puedo deciros Ana y Aitor que sois una pareja encantadora, es un placer formar parte de un día tan especial. Recordad este día como el comienzo de algo muy grande. ¡¡Enhorabuena pareja!!
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